Ideas para escribir una novela III: la documentación

07f152f6-0e18-40da-b157-822bb6a7455a.jpg

¿Qué sigue a la primera imagen, a la fotografía inicial y al desarrollo “inconsciente” del material que sugiere la idea, suponiendo que ése sea el método seguido por el autor? Con seguridad, cada escritor tendrá su propio sistema. Aparte de lo anotado, acerca de permitir que “las fuerzas del inconsciente” salgan con la menor censura posible, uno de los pasos ulteriores consiste en detenerse después de un tiempo para tomar varias decisiones: ¿Archivar todo lo referente a nuestra historia o llevar un fichero y anotar por orden alfabético acontecimientos, personajes secundarios, lugares físicos donde sucede la historia y demás detalles? ¿La libreta de apuntes es suficiente o la computadora y sus respectivos resguardos? No dudo que para algunos escritores el método funcionará, en particular si se opta por escribir novela histórica y se pretende alcanzar un realismo como historiador. Piénsese en la descripción detallada que hace Umberto Eco acerca de su método para escribir una novela y que resulta de gran interés para cualquier aprendiz. “Como he dicho anteriormente, para escribir ese capítulo (el 115 de El péndulo de Foucault) recorrí la misma ruta (de su protagonista) varias noches, llevando una grabadora, anotando lo que veía y las impresiones que tenía[…] Sin embargo, como tenía un programa de ordenador que me mostraba el aspecto del cielo a cualquier hora del día, en cualquier longitud o latitud, averigüé incluso que esa noche (la descrita en la novela) había luna, y que podía verse desde lugares concretos en momentos distintos” . Eco es un erudito y sabemos que esos eruditos son capaces de volver aburrida hasta un Congreso Mundial de payasos. Yo he desechado el método desde un principio; primero, porque no me gusta la novela histórica y, segundo, porque creo que el escritor debe estar siempre al límite del realismo y dispuesto a violarlo en cuanto la ocasión se presente, sin hacer a un lado el tema de la verosimilitud. La Historia es un sistema abierto que siempre podrá modificarse, es un asunto temporal y depende de posibles nuevos hallazgos, así como de cuándo sucedieron los hechos y cuándo se escribe sobre ellos. La novela, en cambio, es un sistema cerrado, eterno e inmodificable. Las correcciones que algunos autores llegan a hacer para ediciones subsiguientes de sus novelas suelen ser menores, quizá de simples errores ortotipográficos o algo así. Buena o mala, la novela, obra artística al fin, es para siempre; tiene la dureza del mármol de las obras de Miguel Ángel, con la ventaja de que, aunque aparezca un loco que quiera destruirlas, siempre habrá ejemplares, registros, copias, que harán imposible la tarea del vándalo. Eso forma parte, también, de la responsabilidad del escritor: está elaborando una obra de arte que dejará de pertenecerle, que deberá serle ajena en cuanto la entregue para su publicación.

Prefiero optar por un cuaderno y una buena pluma — si se puede Mont Blanc, del tipo del roller— y hacer anotaciones, eso sí, detalladas hasta la obsesión, aunque escritas en desorden porque se escriben cuando a uno se le ocurren. Yo suelo hacer apuntes con entradas de fechas, como si se tratara de un Diario. De hecho, es un “Diario”, aunque no tenga anotaciones todos los días, pero si en el sentido de que constituye una bitácora acerca de la historia completa: los personajes, las situaciones, los lugares, las dudas.

Anterior
Anterior

Ideas para escribir una novela IV: los personajes

Siguiente
Siguiente

Ideas para escribir una novela II: desarrollo del libro